Cada vez que nos mentan el ya innegable fenómeno del calentamiento global provocado por la actividad humana, se nos vienen imágenes de tubos de escape emitiendo gases de combustión, grandes chimeneas industriales liberando gases invernadero, etc. Pocas veces, por no decir ninguna, culpamos al irrefrenable apetito que el ser humano tiene por la carne del aumento en las temperaturas del planeta. La industria cárnica y la cría de ganado suman el 18% del total de emisiones de gases de efecto invernadero, lo que supone un impacto mayor que todo el transporte terrestre mundial. Un dato devastador que apenas se conoce es que el 78% del total del área cultivable de tierras en nuestro planeta (e incluyo entre esas a los distintos terrenos destinados a pastos) se dedican de una forma u otra al mantenimiento de animales de granja. Y es que más de un tercio del grano cultivado en la Tierra se utiliza como forraje. ¿No sería mucho más lógico producir menos carne, criar menos animales y dedicar todo ese grano a la alimentación humana? Ya no es simplemente por el hecho de asegurar la alimentación de personas en áreas poco favorecidas. Es que haciendo esto incluso se podrían dedicar excedentes a la producción de biocombustibles.
Sea como sea, necesitamos reducir drásticamente (por no decir eliminar) la carne que se consume, particularmente la de vaca. Solo así podríamos reequilibrar el ciclo global del carbono, reduciendo los riesgos del calentamiento global. De continuar con los hábitos actuales en el consumo de carne, y teniendo en cuenta el aumento previsto en la población del planeta, lo que nos espera es un desastre ecológico.
No basta con reducir el consumo de carne; además, tendríamos que dedicar más porciones de tierra al cultivo de biomasa y al secuestro de carbono. A pesar de que las plantas son menos eficientes como proveedoras de energía en comparación con los combustibles fósiles, capturan y almacenan energía que de otro modo acabaría en la atmósfera.
Teniendo en cuenta que en el año 2050 seremos 9.300 millones de personas en la Tierra, el reto es sin duda formidable. Hay que incrementar el consumo de vegetales y reducir poco a poco nuestro apetito por la carne si queremos preservar la sostenibilidad planetaria.
"Los gemidos de un novillo podrían ser gritos humanos.
Cada vez mas cerca viene el cuchillo espeluznante.
Esta hermosa criatura debe morir.
Esta hermosa criatura debe morir.
Una muerte sin razón.
Y la muerte sin razón es ASESINATO.
Y la carne que usted tan caprichosamente fríe
no es suculenta, sabrosa o buena.
Es muerte sin razón.
Y la muerte sin razón es ASESINATO.
Y el ternero que usted trincha con una sonrisa
es ASESINATO.
Y el pavo que usted rebana festivamente
es ASESINATO.
¿Usted sabe cómo mueren los animales?..."
Cada vez mas cerca viene el cuchillo espeluznante.
Esta hermosa criatura debe morir.
Esta hermosa criatura debe morir.
Una muerte sin razón.
Y la muerte sin razón es ASESINATO.
Y la carne que usted tan caprichosamente fríe
no es suculenta, sabrosa o buena.
Es muerte sin razón.
Y la muerte sin razón es ASESINATO.
Y el ternero que usted trincha con una sonrisa
es ASESINATO.
Y el pavo que usted rebana festivamente
es ASESINATO.
¿Usted sabe cómo mueren los animales?..."
Morrissey.
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