Dentro de la Luz de lo Efímero Se Encuentra la Inmortalidad...

martes, 5 de octubre de 2010

El rey de los locos..

El mundo se ha convertido en un gran hospital psiquiátrico dónde los locos se pasean en libertad… Cada país ha elegido su jefe: el rey de los locos. Y para que los reyes no se aburran, les han dado juguetes: soldaditos, camiones, aviones a reacción. Y los reyes de los locos del mundo entero se invitan entre ellos para jugar. Durante pequeñas meriendas, comparan sus juguetes:

-          ¿Has visto mi submarino?
-         ¡Y tú, has visto mi camión!

Todas las tardes, juegan hasta muy tarde…se lo pasan bomba. Empujan sus pequeños soldados que caen aplastados por las canicas…Cuando no quedan mas soldaditos, los cambian por otros…Y los reyes también se intercambian juguetes:

-          Te presto mi petróleo, pero tu me prestas tu bomba de neutrones.
-          Vale, dame todo el uranio y te dejaré mis camiones con soldados.

Y también hay reyes que no tienen nada para intercambiar: ni juguetes ni nada, no tienen ni para comer… A las cuatro tienen derecho a una pequeña merienda que tienen que partir en tres…Viven en el tercio… Es el tercer mundo… Arrastran tras ellos, al final de una cuerda, un conejito tocando el tambor…Y cuando los ven pasar, los reyes de los locos del mundo entero les tiran para jugar, pequeños huesitos de olivas nucleares…

Entonces, de vez en cuando, aparece un “doctor” que quiere curar a los locos… ¡Le llaman Premio Nobel de la Paz! Le ponen una gran medalla en el corazón que brilla con el sol para que se pueda ver bien el sitio dónde hay que disparar para matarlo…Y la vida sigue…
Los reyes de los locos del mundo entero se rodean de idiotas que eligen ellos mismos : el primer idiota, el idiota del interior, el idiota de sanidad, el idiota de las fuerzas armadas, el idiota de economía… Eso se llama un gobierno. Y en el mundo entero los idiotas aconsejan a los reyes para que puedan gobernar a los tontos…y los tontos…no busquéis… ¡siempre somos nosotros!...

Pero si los tontos del mundo entero nos diéramos la mano, obligaríamos a los locos a recoger sus juguetes, sus tanques, sus cañones, sus aviones, y podríamos por fin caminar en paz por los jardines de la tierra que son tan bonitos cuando no están en guerra…

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